INNUENDO

Farohk Bulsara. Freddie Mercury, bajo su nombre original, posa de perfil antes de un concierto para un medio inglés.


La melodía del piano me angustia. Me llena de ansiedad, de emoción, de una conmoción nerviosa de ideas. Lo he dicho anteriormente: soy una persona activa, creativa, encendida. Y lo que define mi personalidad es la información que me marca. Que altera mi conciencia y produce reacciones.


No me gustaría hacer de Líneas Personales una referencia constante a mi persona. Su nombre las hace mías. Pero no quiero ser egoísta. O – mejor dicho – nunca podría: ustedes son los jueces de todo esto. Las Líneas ya no dependen de mí. Sino de ustedes. Si su tema es aburrido - y mis artículos retrógrados - serán ustedes los que convertirán mi espacio en un desierto, en un páramo. Y si son interesantes, si se identifican con lo que escribo, serán sus visitas las que premiarán este rudimentario, historicista y político blog doméstico.


¿Por qué les digo esto? Esta semana había preparado una historia, bastante aventurera, sobre algo que ocurrió el sábado pasado, que me impresionó profundamente. Yo quería transmitirles esa historia a través de un relato novelesco, interesante, que les permitiera ponerse en mi situación y acompañarme por unos minutos. Sin embargo, por motivos de trabajo y universidad, no he podido concluir su redacción. Y no la podré publicar.


Por tal motivo, este último par de días me he encontrado melancólico, cabizbajo. Pensando en que estoy malgastando mí tiempo. En que debería escribir todo el día. En que sólo debería vivir para leer (sólo así puedo escribir).


Ante tal estado decaído requerí con angustia de alguna melodía que pudiera levantarme. De algún aliciente musical que desinflame mí sensación de tristeza, de adolescente frustración; y me hiciera entender que Líneas Personales debe ser recurso de inacabable satisfacción y nunca motor de decepciones ni tristezas.


Así pues venía yo sentado en el bus, apoyando mi cara contra la ventana, tarde el miércoles después de clase. La avenida Angamos lucía desierta y el bus estaba vacío. Teniendo en cuenta que el viaje desde la universidad hasta mi casa es largo (me da tiempo para escuchar un disco entero), decidí darle play al Innuendo de Queen. Y cuando llegué a mi casa, sin pensarlo, sin quererlo, me encontraba extasiado, excitado, emocionado, pues la voz de Freddie Mercury – en sintonía aguda con mi consciencia – me hizo reflexionar sobre la vida y obra de este músico Tanzano. Es por ello que ahora escribo.


Debo decir, introductoriamente, que desde muy pequeño me relacioné con Queen (la banda de la que el cantante mencionado es vocalista). Mi primo Martín - así como mi primo Bruno - solían poner los discos de esta banda inglesa en el altillo de la casa de mi abuela, donde vivíamos casi 3 meses al año, en el balneario de Mejía en Arequipa. Así pues, cuando escucho la guitarra de May, la percusión de Taylor y el bajo de Deacon, no sólo disfruto de su genialidad musical y su armonía extravagante; sino también de mi niñez, del alumbrador sol de Mejía, del respeto que me infundía su mar y de la camaradería de mis primos (Pilar, Patricio, Bruno, Gustavo, Toño, Constanza, Renata, Martín y Paula) que espantaron cualquier sensación de soledad que, a veces cándida e inocentemente, experimentaba en mis temporadas veraniegas.


Sin embargo, el Innuendo no es como cualquier disco de Queen. Su música está marcada por un proceso triste, dramático, wagneriano. En sus grabaciones, un Freddie Mercury convaleciente, ya muy enfermo, hacía esfuerzos sobre humanos para deleitar al mundo – por última vez – con su voz. Su sufrimiento era silencioso. Sus compañeros de banda atestiguaban su deterioro físico, su inminente partida, pero guardaban silencio. Sabían que Freddie nunca aceptaría su muerte, sabían que el show debía continuar.


Histórico. La portada del disco Innuendo, acaso el disco más denso de Queen, que se posicionó número 1, con varios de sus temas, en varios países de Europa, el Reino Unido y Estados Unidos.


Las 12 canciones del disco son – para mí – una oda alegre a la muerte. Un desafío a sus garras oscuras. Por un lado, canciones como “I Can’t Live With You”, “Ride the Wild Wind” y “Headlong”, rememoran el rock alegre de la banda en su estado puro, original, extravagante. Ello a pesar del lúgubre proceso que experimentaba, de la tristeza del grupo por el mal del líder, que no tenía cura, pero que se esforzaba por dejar en claro que la enfermedad no puede ser motivo para dejar de cantarle al amor, ni al vigor y alegría propios de una vida enérgica y creadora.


Temas como “Innuendo” y “I’m Going Slightly Mad” - a pesar de las muchas interpretaciones de las que han sido objeto - para mí son la transición, el paso, el cruce del rock alegre de la banda a la tragedia dramática que marcará su destino. Ello a pesar de que son varias las miles de personas que consideran que Innuendo es EL tema del disco. Quién sabe si me estaré equivocando. Pero yo siento a Innuendo como un preámbulo, un prólogo. Acaso una insinuación de lo que está por venir.


“These Are the Days of Our Lives”, “Delilah” y “All God’s People” son piezas importantes del disco. Son la luz. La inocencia. La esperanza. En la primera de ellas, Freddie Mercury hace un acercamiento introspectivo de su vida, recordando la tranquilidad de su niñez, cuando todo era sencillo, cuando su energía todavía era descargada en los barrios pobres de Zanzíbar (la isla africana donde nació); encontrando quizá el génesis de la energía que trasladaría posteriormente a las almas que lo verían en el escenario y añorando la vitalidad que le era, en ese entonces, esquiva por el estado avanzado de su enfermedad.


“Delilah”, compuesta en honor a su gato, es una rememoración alegre del glamour típico de Mercury, de sus “Darling’s” y “Oh Boy’s”. Para los que conocemos un poco más sobre su vida (en base al testimonio de quienes lo vieron morir), “Delilah” es el homenaje a la mascota leal, que acompañó a Freddie en su cama, metida siempre junto a él, cuando éste ya no podía levantarse y despertaba cada vez por menos tiempo en los días finales de su vida.


Por otro lado, “All God’s People” es un homenaje de Mercury a la trascendencia, a Dios. Es la muestra de su temor, del miedo a la muerte, de la necesidad interior de sostenerse de algo subjetivo, inmaterial, que lo acompañe y no deje sólo. Es un grito desesperado al creador, al “Lord”, indicándole que la tierra le pertenece, que todos le pertenecemos. Son acaso los Santos Óleos de un personaje que, estremecido por el fin, homenajea al Superior, quién sabe si pidiéndole perdón por una vida de excesos que, finalmente, acabó con él.


Finalmente, “Bijou”, “Don’t Try So Hard” y “The Show Must Go On”, son el cuerpo del disco: la tristeza descarnada de la banda, el adiós final de Freddie Mercury. En los dos primeros temas, el músico le jura – con acordes adoloridos - amor eterno a su novio, Jim Hutton. Acaso también le pide perdón por su muerte, por haberse convertido en una carga, por haber truncado todos sus sueños y proyectos. Por otro lado, “The Show Must Go On” es el adiós final al público, revelándole que la vida es pasajera, que sólo la obra permanece, que la máscara se le está cayendo, pero que él seguirá adelante, altivo y sonriente.


Jim, Freddie y Delilah. Foto de la intimidad de Freddie Mercury, en su casa de Garden Lodge, acompañado de Jim Hutton y su gato, Delilah.


Así pues, con la grabación de esos temas - y haciendo gala de un estoicismo excepcional - la banda concluyó los trabajos del Innuendo. El disco salió al mercado el 4 de febrero de 1991. En noviembre del mismo año, Freddie exhalaba su último aliento.


Nadie supo que Freddie Mercury tuvo sida hasta el día anterior a su muerte. Aquél día, 23 de noviembre de 1991, acompañado por Jim Hutton y Mary Austin (su primera esposa), el vocalista dio un comunicado de prensa informando que estaba muriendo de sida y que había mantenido su enfermedad en secreto para proteger a sus seres queridos. Asimismo, daba prueba de lo dolorosa que era su agonía y exhortaba a la gente a tomar conciencia sobre el grave mal que padecía.


El 24 de noviembre, temprano en la mañana, Freddie llamó a Jim para que lo asista. Cuando Jim acudió a su llamado, acompañado de Peter Freestone (asistente personal del músico) Freddie yacía sobre su cama, moribundo. Cuando lo asistieron (Freddie no podía controlar su cuerpo), pretendieron cambiarle la ropa, pero él ya no respiraba. “Im sorry”, le dijo Freestone a Hutton. “He’s gone”, sentenció.


Ése testimonio fue dado por Jim Hutton, quien vio morir a Freddie aquella mañana. La noche anterior, el Dr. Atkinson (médico personal del artista) predijo que el cantante ya no resistiría más (padecía una bronconeumonía terminal). Además, declaró que se encontraba sorprendido por la fortaleza física de Mercury: sus ganas de vivir lo mantuvieron respirando más allá de toda predicción médica.


Jim Hutton - también portador del VIH - vive hasta hoy. Cuando Freddie le dijo que estaba enfermo de sida y lo inquirió a hacerse la prueba, Jim - con la finalidad de relajar al músico - le dijo que no era necesario, que no tenía sentido preocuparse más. Sin embargo, Jim se hizo la prueba en silencio y se enteró de que también estaba enfermo. A pesar de ello, nunca se lo comunicó a Freddie. Sabía que él no podría tolerar la culpabilidad de haberlo contagiado (se sabe que Freddie contrajo la enfermedad en Nueva York, antes de relacionarse con Hutton).


Ya es hora de terminar. Pero quiero señalar que el Innuendo me rescató de aquél miércoles nostálgico y triste. Me acompañó en el bus y lo hace también ahora, mientras escribo. Por lo tanto, les dejo a continuación el tema “Bijou”, para que lo disfruten tanto como yo y se recreen con un video que conmemora la vida y muerte de Freddie Mercury.


Como muchos otros creadores, artistas, pensadores e intelectuales, su obra es prueba de una vida enérgica e histórica, pues vivió para crear. Y murió para seguir creando. De lo contrario, este texto no existiría. Y yo seguiría melancólico, nostálgico y cabizbajo.






3 comments:

Alba dijo...

me encantó hermano. Súper bueno!

Talía Hormaeche dijo...

Algo como esto...mas de ti, mas de lo que te gusta (algo por lo que vives y mueres)...me gusto mucho :)

Adrian dijo...

excelente, muy muy bueno. Pasa por conceptomusical.blogspot.com
Mi mail es: adrian_innuendo@hotmail.com